jueves, 19 de septiembre de 2013

PERLA, EL CABALLO BLANCO


 
Orondo

Cabalgando, Y

Con dos tragos de cerveza bebidas de antemano

Ingresaba al pueblo el dí domingo

Por la calle principal


El tío Pancho

Con su caballo,

 El perla,

El corcel blanco

Un potro de gran alzada

Imitando a un gran soldado

Levantaba las patas muy  alto

Manoteaba con sus cascos ya herrados

El empedrado sorprendido de toda la calzada

Al descubrirlos, yo, en la distancia

Como un vendaval iba corriendo

Avisas en casa la llegada del tío Pancho

Al doblar la esquina,

Este gran señor,

Con el blanco bien quebrado

El trote paraba en seco.

Un soplido de satisfacción

Paraba y con gran garbo elevaba la cabeza

Moviendo con presteza las inquietas orejas.

Se apeaba el chalan

Dando un grito muy humano

¡Ya llegue muchachos!

¡…Ha llegado el Tío Pancho!

Y…

Con el Perla, el caballo blanco

Con sombrero a la pedrada,

El pancho a la bandolera,

El pantalón verde de montar,

Polainas marrones o negras

Un par de hermosas espuelas

De un sonido que me llamaba mi atención.

¡Sirvan algo de comer al tío!

¡Que le den agua al caballo!

¡Que le quiten los arreos!

Yo, corría muy deprisa después del ajetreo

De un salto y a pelo

Montaba sobre el lomo del blanco.

El brioso no esperaba órdenes

Empezaba a tratar, por las calles sin pavimentar

Yo, orgulloso en demostrar

Lo hermoso que era

Mi fugaz compañero.

Al llegar a la carretera

Sin advertir se detenía,

Resoplaba,

Husmeaba

Y empezaba a galopear.

No había zoo que lo detenga

Y solo el galope terminaba

Junto al pasto de una esquina de la chacra que esperaba

Libre ya del bozal y el lazo

Olisqueando el pasto entraba

Con gracia Alzaba la cola

Con elegante donaire doblaba el cuello

¡Qué gran estampa me regalaba!

Como un rayo en tempestad

Se confundía con los demás.

El día de la partida

Era un duelo para mí

Pues se iba el tío más querido

El caballo más diestro

Y las propinas

Que terminaban perdidas

En esquina de la panadería.

Él con su indumentaria de siempre

El caballo en su elegante arreo

Un relincho entristecido

Un brazo muy elevado

Se alejaba del pueblo

El tío pancho

Con el perla

Su caballo blanco.
 Por: Néstor Matta Guerrero
viernes, 6 de septiembre de 2013

VUELVO

  
 Vuelvo
por que quiero verte
Desde mi torreón
Donde diviso el poniente
Y gozar del verdor
Fruto de tu parto permanente.
 
Vuelvo
Y no puedo pensar
En dejar de verte
Lozana,
Cálida,
Generosa
De pastizales con olor a lluvia
Amaneceres
Cubiertas con sabanas de rocío
De aguaceros apurados
Por tener la tierra llena de simiente
Y, En sus árboles
Ver a las aves elevarse
Mostrando entre sus alas
El gozo de ser libres.
 
Vuelvo
por que quiero olvidar
El barullo
De motores y cemento
De esta eterna soledad
Amontonada de gente.
 
Vuelvo
Por esos caminos que eran de tierra
Bordeando los cerros
Soslayando los pueblos que esperan
Que saludan
Que no se preguntan quien eres.
 
Vuelvo a la gente
De los grandes sombreros
De los ponchos granates y pequeños
De los pañolones echados al viento.
 
Vuelvo al terruño
Que ya olvido:
los techos de teja
las calles cruzadas de acequias
a las calles cubiertas de piedras.
 
Vuelvo
a mi tradición
a mi historia.
Y no olvido el agua
Que me calmó la sed
Ni al pan
Que mi hambre mitigó
Vuelvo a la tierra que  poder me dio
De formar parte de esta necesidad de ser.
 
Vuelvo
Por que enamorado he quedado
Desde el día que me vio nacer.
 
¡Vuelvo, por que tengo que volver!
 
Por: Néstor Matta Guerrero
miércoles, 4 de septiembre de 2013

FRANCISCO


¡AY…Francisco…
Francisco!
¿Cómo has hecho
Para encontrarlo?
¿Qué fuerza,
Que Destreza,
¿Con qué manera de amar, amaste tanto?
Para quedarte encadenado
Adherido a su corazón con tanta fuerza.
 
Dónde quedaron
Tus  ideales de caballero
De luchar por tu hermosa dama
Con tu  armadura reluciente
A cubrirte con un tosco sayal
Y hazme reír de la gente
 
De muy valiente guerrero ecuestre
A humilde  pregonero.
¡Oh…! Pero,
Perdóname…si
¡Tan cercano del Señor!
 
Si en Asís admirado por todos.
Dilapidabas a montón.
A sencillo mendicante,
Pero, que grande,
Enamorado del creador.
 
¡Oh…francisco…
Francisco
¿Cómo fue
Ese radical cambio?
Cuando, justo,  en una memorable batalla,
Diste tu famosa  estocada.
 
Con unas pocas y  santas  palabras
Encaminaste tu vocación.
 
¡Ay…Francisco…
Francisco!
¿Cómo, puedes ver a Dios?
En pequeñas   criaturas,
Y, hasta en el  imponente sol?
 
Es tan grande tu admiración
Que a todos los seres  hermanas.
Gozas con su perfección.
 
A las aves del cielo,
A los peces del mar,
A los animales del bosque.
En todos,
Todos,  ves la mano de Dios
El agua que corre plácida en su cauce
El agua con su oleaje en el mar
Las estrellas, arriba en el cielo
Todo…
Todo, es tu templo,
Todo lo elevas a Dios.
Que arrobado por Él
Te sumerges en oración.

¡Oh!... francisco...
Francisco.
¿Cómo, te pueden hablar de dios
Las arenas del desierto
Las montañas en y su esplendor?
¡Y,  que se yo!:
El calor,
La lluvia,
El frío.
¿Cómo te pueden hablarte de Dios?
 
Le cantas con que amor a todo lo creado,
Que en tu emoción
Por el hombre pides bendición
 
Al hermano cuerpo le cantas
Y, Por tanto dolor,
Le pides  perdón.
 
A la muerte la tratas de hermana
Por ser la puerta que se abre
Al encuentro con el creador.
 
Ay… Francisco
Francisco.
Que grande eres
¡Como regalas tanto amor!
 
POR NESTOR MATTA GUERRERO